En la psicología de los últimos años apareció un nuevo concepto para entender mejor lo que puede pasar dentro de una persona continuamente cargada de una tarea muy difícil.
Primero sólo se usaba la palabra inglesa «burn-out» (quemarse) para definir un proceso en la que una persona después de esforzarse mucho durante un tiempo largo por solucionar un problema crónico se gasta mucho. Al final poco a poco pierde la fuerza para aguantar el estrés, pierde a si mismo sus intereses en la vida, sus contactos con la familia y otra gente. Queda muy sensible y le hace falta mucho más tiempo para descansar y relajarse. Es un proceso parecido a una depresión pero no es lo mismo. Se produce como consecuencia de un conflicto específico del trabajo continuo que exige vivir con una enfermedad crónica.
Como tiene un motivo específico no necesariamente hace falta una psicoterapia para recuperarse. Si la persona busca y puede encontrar mejores soluciones para el conflicto principal entonces es posible que pueda recuperar su fuerza y ánimo de antes.
La palabra burn-out no es muy específica, se confunde a veces con la depresión (le recomendamos leer el artículo sobre depresión en nuestra web). Se usa para aspectos distintos de un proceso de agotamiento psíquico que suele ocurrir después de intentar solucionar un conflicto sin alcanzar resultados buenos. El significado muy apto para entender mejor problemas típicos de personas con diabetes es el siguiente: hay un problema grave que la persona quiere solucionar; encontrar una solución es difícil y la búsqueda nunca termina; los resultados conseguidos son siempre peores que los que la persona quiere conseguir. ¿Te suena algo?
Para muchos éste es conflicto central de la diabetes. Cada persona quiere tratar bien su diabetes pero eso significa también: tener los prerrequisitos de quedarse quemada. Quiere lograr glucemias que a todas horas se encuentren en niveles adecuados, pon todos los medios, se esfuerza bastante para encontrar soluciones que le ayudan conseguirlo (modalidades de tratamiento, consejos del equipo de diabetes, un buen auto-tratamiento etc.). Pero sin embargo raramente llega a conseguir tres o cuatro glucemias normales al día como quiere (y como a veces algunos médicos inexpertos en diabetes creen que es posible).
En la diabetes del mundo real hay hiper e hipoglucemias sin causa conocida incluso cuando se repite el buen tratamiento de ayer que salió con buenos resultados. El afectado primero piensa: “Es culpa mía de no tratar bien a mi diabetes.” Cuanto más ambición tenga la persona más intentará hacer una terapia más intensiva, con más instrumentos para hacer mediciones, una insulina que pueda actuar de una manera más efectiva etc. etc.
Pero a veces los resultados mediocres se mantienen a pesar de más esfuerzo y toda la técnica añadida. Cuando la persona no termina desesperada empieza aquí el camino de quemarse: Volver a intentar cada día buenas glucemias (buenas cifras de tensión y de colesterol, a la vez que reducir peso etc.) y esforzarse continuamente cada vez más sin alcanzar la meta deseada. Con cada paso de acción va desapareciendo la esperanza de poder alcanzar los objetivos . Pero la persona no puede parar de pensar sino sigue su vía de siempre con más esfuerzo.
La solución de ese conflicto casi siempre es hacer menos que antes para aliviar el estrés. ¿Pero que da el permiso para eso? ¿Tu médico o equipo de diabetes? Como cada persona decide al final por si misma, la persona misma debe darse el permiso. Al contemplar el conflicto del tratamiento la persona se da cuenta de que no puede solucionar bien el problema, por lo menos que no puede alcanzar una solución óptima de glucemias o de tratamiento. Se da cuenta de que todo el tratamiento es una solución incompleta para un metabolismo defectivo que no puede restablecer la función del cuerpo al nivel de la salud de antes. Lo más importante para poder cambiar la terapia a menos entonces es corregir las metas para el tratamiento y reconocer que no es posible tener todos los valores metabólicos de una persona sin enfermedad crónica. Se renuncia buscar una solución perfecta para la diabetes que no hay.
¿Y que hacer con el miedo de ponerse más enfermo con menos terapia? No es tan simple perder este miedo. Pero estando quemado ya estás más enfermo que antes, no? La solución es poner un sentido realista para cada cosa que permita hacer menos (y gozar más la vida de cada día con lo que puedes hacer bien). La enfermedad pertenece a la vida como la salud. No hay nadie sano para siempre. Tenemos que vivir bien con las enfermedades en vez de intentar erradicarles aunque sea el fin deseado. Es como la vejez y nuestra muerte. La solución queda en encontrar una buena balanza entre todos los motivos de la vida y poner todo en su sitio. En el caso de la diabetes la solución implica o menos terapia, menos esfuerzo para la terapia de antes o bajar algunas metas de la terapia para tenerlas más accesibles.
Una vez José, un hombre de 28 años, que lleva una bomba de insulina desde hace 5 años, contestó mi pregunta cual fuera su meta de hemoglobina glicosilada que quiera alcanzar, diciendo “es ocho por cien”. Les dio un susto a los pacientes presentes y le preguntaron “¿ocho? Es muy alto. Vas a perder años de tu vida.
Contestó él ”Sí, es posible. Pero haga qué haga, tengo la terapia más avanzada, nunca he alcanzado menos de 8 por cien. Y no quiero perder todo mi ánimo y quemarme en una lucha que no puedo ganar. Necesita mi tiempo para disfrutar la vida.”
Entonces además de volver a buscar una terapia mejor regularmente hay que parar y pensar: ¿Cuales son los valores de metabolismo que puedo alcanzar con una fuerza adecuada, que puedo mantener durante mucho tiempo? Si no es posible alcanzar más, ¿puedo vivir con menos, aceptar más las complicaciones posibles, y poner más esfuerzo en disfrutar cada día lo más que pueda?
Esa solución la encuentran muchas personas que salen del conflicto central y que ya estaban quemadas durante un tiempo. No es fácil pero es posible. Poner todo en su sitio propio y no tener miedo antes de cosas que no se pueden solucionar ni evitar. La vida no es sólo la diabetes sino mucho más. La vida tampoco es sólo la salud, sino además alegría, amistades, ánimo, aventura, ocio, emoción y entusiasmo.
Unos consejos para prevenir y tratar el estado de «estar quemado»
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Busca una terapia que te ayuda a restablecer la salud con valores metabólicos más normales que antes. Tu equipo de diabetes te va a ayudar.
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Detenerse regularmente a pensar ¿He logrado mis metas? Si no, me puedo comprometer más a la terapia? ¿O es que me he esforzado tanto ya que no puedo más? ¿Cuanta fuerza me queda para probar otras terapias o un nivel de terapia exigente? ¿Cuanto esfuerzo llevo ya invertido? ¿Estoy quemado ya?
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3. |
Cuando te sientas próximo al agotamiento, relaja un poco deja de poner más esfuerzo en la terapia. Piensa en “mínimos” es decir conformarse con el limite bajo que no quieres traspasar para mantener una terapia aceptable y que además puedes mantener sin agotamiento. Recuerda que somos todos distintos, contempla la regla de que no todo es igual de bueno para cada persona.
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4. |
No dejes de hablar sobre tus pensamientos y planes con tu equipo de diabetes. Van a entender tus problemas y no van a exigirte más de lo que tu puedas hacer (si no la hacen así, entonces hay que cambiar el equipo). Tal vez ellos te puedan sugerir alguna cosa que podrías realizar sin demasiado esfuerzo y te olvidaste de hacer. Pruébalo.
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5. |
Sin claras evidencias que a ti te convenzan, no te dejes convencer siempre para probar todas las últimas terapias y añadir más tratamientos. Deja de buscar el óptimo y acepta conformarte con «lo mejor posible». Tú sólo decides que terapia es posible en tu propia vida. Como tu vives las consecuencias de algunas posibles complicaciones que nadie de verdad te puede asegurar que las puedes evitar con total garantía. Dirige tu atención a tu vida y disfrútala lo más que puedas. |
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