|
|
|
Sebastien Sasseville, primer canadiense con diabetes en subir al Everest
|
 |
 |
El diagnóstico de la diabetes tipo 1 de Sebastien Sasseville en 2002 no le hizo abandonar sus metas como montañero. Seb tenía como objetivo escalar el monte Everest, la cumbre más alta del mundo. De hecho alcanzó la cumbre en mayo del 2008, enviando un poderoso mensaje que todos nosotros podemos escalar nuestras montañas. Aunque se trate de una enfermedad o literalmente una montaña de miles de metros.
Después de conocer a Sebastien y escucharle dar una charla sobre su experiencia al escalar el Everest, me sentí totalmente asombrado. No sólo es un increíble ejemplo para personas con diabetes, en cuanto a enfrentarse con la enfermedad y no permitir que le impida físicamente, también anima a todo el mundo con su actitud.
Dos citas de Seb:
“La diabetes me pareció un regalo desde el primer día.
No puedo decir por qué sentí eso, pero así fue”.
“La diabetes y el Everest, dos obstáculos.
Uno que elegí y otro que no.
No habría escalado el Everest si no hubiera sido diabético”.
Me parece que Sebastian ha sido empujado hacia delante por su diabetes más que haber sido frenado por ella. Ella, realmente valora el reto que se le ha planteado en forma de diabetes, y quizás esto es lo que le ha hecho afrontar otros retos como, escalar el Everest.
Tuve la suerte de hablar con ella sobre como era comprobar su nivel de glucemia, tomar insulina y permanecer cuerdo mientras estaba en la montaña. Nuestra conversación transcurrió en los siguientes términos:
Al ser diagnosticado por primera vez ¿pensaste que impediría tus metas deportivas?
No. Obviamente durante los primeros meses, lo tomas con calma. Tienes que aprender como comer y como adaptarte a la diabetes. Volví a los entrenamientos progresivamente. Después quería compartir con la gente mi amor por el montañismo y mi visión de que la diabetes no era una limitación, así que organicé un viaje y llevamos a unos adolescentes al monte Kilimanjaro en el 2005. Nos llevó alrededor de un año planificar el proyecto y un año más tarde, celebramos las primeras sesiones de información con los padres y las familias.
¿Cuantos adolescentes llevásteis?
Llevamos nueve adolescentes diabéticos, aunque alrededor de cien familias vinieron a las sesiones de información.
¿Alguno de ellos tenía experiencia en montañismo?
No, ninguno, absolutamente ninguno. El Kilimanjaro no es una escalada técnica; básicamente es solo una larga caminata. Se sube a una altitud importante de casi 6.000 m, lo que implica algunos riesgos y todos los años muere gente en el Kilimanjaro lo cual no debería suceder.
Así que hice ese viaje y después seguí entrenándome en casa. Vivía en Vancouver, así que asistí a clases de montañismo y escalé cada año. Intenté escalar en el extranjero y cada vez algo más alto para probar la respuesta de mi organismo a la altitud. No todo el mundo puede tolerar la altitud; algunas personas simplemente dejan de aclimatarse a los 5.000 - 7.000 m.
En el 2007, llevé otro grupo de adolescentes al campo base del Everest. Fue mi segunda vez y fue absolutamente maravilloso, tan emocionante y satisfactorio para mí llevar a la gente allí porque ese había sido mi punto de partida. Sabía que iba a volver una tercera vez al año siguiente y era maravilloso compartir esa experiencia con los chicos y la gente diabética.
Seguí entrenando, volví al Tíbet, me entrené allí, escalé, volví a casa, seguí entrenando y entonces en marzo del 2008 salimos para el Nepal.
¡Wow! Así que eso es cuando fuiste por todas. No puedo ni siquiera imaginar como cargaste con todas las medicinas para la diabetes en la montaña.
¿Como funciona eso? ¿No se congeló la insulina?
Sí, la logística… bien, la insulina es sólo una parte. Imagina empaquetar todas tus cosas para la diabetes para una semana, y es fácil olvidar algo porque sólo para una semana transportas mucho! Traes lo que necesitas, traes todo el soporte necesario… así, intente imaginarlo si tienes que viajar durante tres meses. Así que, tienes que viajar durante tres meses y durante estos tres meses no habrá forma de conseguir algo que hayas olvidado y encontrar una farmacia. Te marchas con una enorme bolsa de provisiones y una estrategia- un plan- y eso es todo. Así que necesitas ser lo bastante bueno para calcular cual es ese plan. Me fui con dos bombas , jeringas monodosis e insulina para todo un año. Siempre llevaba insulina para dos o tres meses conmigo, para dos o tres meses en el campamento base y dos o tres meses de insulina en la ciudad. Eso era el escenario para el peor de los casos. Lo mismo pasaba con otras provisiones, tiras de control de glucemia. Me marché con 15 monitores, 5 lotes de glucagón, agujas, todo… Así que una bolsa enorme!. No sólo es cuestión de tener suficiente; es el transporte y el almacenamiento de todas estas provisiones y medicamentos. No importa cuanta insulina tengas, si está todo en el mismo lugar, y si todo eso se congela entonces ¿qué importa si tienes 5 litros?. Así que necesitas insulina en diferentes lugares y eso significa muchísima planificación. Me llevó muchos años conseguir la preparación adecuada para poder viajar sintiéndome seguro de que mi plan iba a funcionar, y funcionó.
¿Hubo algún momento en que las cosas no fueron según los planes?
Sí, pero nada importante. Una vez se me congeló algo de insulina en el Tíbet, pero no era tan importante porque tenía mucha más pero era tan frustrante porque era un error cien por cien humano. Simplemente había dejado la insulina a la intemperie.
¿Cuánto apoyo te dieron las personas que estaban escalando contigo?
¿Hasta que punto contabas con que ellos se preocupasen por tí en cuanto a tu control de la diabetes?
Me dieron mucho apoyo y si no se hubiesen sentido cómodos no creo que hubieran querido escalar conmigo. Les dimos unas instrucciones básicas sobre la diabetes- que hacer, que no hacer; pero básicamente nunca habría querido que las cosas llegasen a un extremo donde necesitara ayuda. Porque sólo hubieran tenido que hacer algo si estuviera en un coma diabético y nadie quiere llegar a ese punto ¡Porque habíamos escalado antes en montañas de menos altura y me habían visto a lo largo de los años tratar con la diabetes, ellos sabían que no era cuestión de eso. Es algo que debes a tu equipo porque no quieres ser una carga. Durante unos años me vieron sano, me vieron controlándolo, me vieron mantenerme en buen tono en todas las escaladas. Así que la imagen que les mostré de la diabetes nunca fue algo que me iba a retrasar, o retrasar el equipo o provocar riesgos, y eso es por lo que creo que se sentían cómodos.
¿Cuando estabas en la montaña con que frecuencia comprobaste tu glucosa en sangre?
Depende. Los medidores -cualquier medidor-, no sólo One Touch sino Roche, Contour, todos los medidores están a prueba de una altitud hasta 3.500 m. Suceden muchas cosas tanto en el monitor como en tu sangre que hace que la comprobación no sea exacta por encima de los 3.500 m. El campo base está a 6.000 m, ahí comienza la escalada.
Entonces ¿cómo te arreglas?
Sigues comprobando y a altitudes más bajas cuando es posible. Comprobé varias veces la solución control para asegurarme que el medidor funcionaba adecuadamente. Entonces, adaptas los resultados a la falta de exactitud de los monitores; no porque los medidores son malos sino porque no están diseñados para funcionar a esas altitudes.
Lo que solía hacer era nunca tomar una decisión sobre la insulina en sólo una comprobación. Comprobaba tres veces seguidas y si conseguía 120, 160 y 200, que es totalmente posible a una altitud elevada, esa es la máxima oscilación. Entonces dependiendo de la situación, utilizo la media o el valor más bajo. Si estoy escalando y no quiero tener un bajón y si se que va a ser más complicado tratar una bajada de glucemia, entonces tomo la dosis más baja posible. Si estoy en la tienda por la noche, rodeado de comida y proferiría estar un poco más bojo, tener mi glucosa en sangre más cerca de lo normal, entonces utilizaría la media o incluso intentaría bajarla un poco más, para que al menos supiera donde estaba. Otra cosa también es arriba en el Everest, la meta es no bajar mi A1C. La meta no era un control óptimo. Lo que me preocupaba era la seguridad y tener una glucosa en sangre que me permitiera actuar. Quería evitar bajadas de glucemia a toda costa. Comenzar una escalada a 100, no es suficientemente alta, no hay suficiente margen. Intentaba mantener mi glucosa en sangre entre 150-160 a 220. No es óptima pero es más segura.
Absolutamente de acuerdo. ¿Qué consejo tienes para otros chicos diabéticos?
Que todo es posible. Incluso si su sueño parece complicado, o incluso si nunca se ha hecho antes. Soy un gran fan de intentar cosas nuevas y de probar que se pueden hacer. Primero, crees en el sueño, entonces ser creativo y eso a menudo comienza con la educación y luego planificas tu camino, planificas para cada escenario posible. Entonces tienes experiencias. Y tomas apuntes. Y haces que funcione. Sabes que no es porque tuviste una bajada, no es porque tu estrategia de comprobación no funcionó, si fracasas, siempre aprendes algo. Aprendiste lo que no funcionó y no vas a hacerlo de nuevo. Vuelves a la pizarra e ideas una estrategia mejor, y entonces a lo largo de los años llegas al momento del gran día y vas en busca de un sueño y tienes un sistema que funciona.
¿Alguna vez dudaron de ti o creían que estabas loco?
Sí, la gente se preocupa; está bien y es normal. Creo que la mayoría de las personas comprendían lo que yo quería hacer, y que se trataba de algo más que sólo escalar, y que se trataba del mensaje que yo quería enviar, y la gente apoya eso mucho. Es tu responsabilidad demostrar a la gente que te rodea que lo puedes hacer de una manera segura; la gente que me rodea a mí siempre me ha visto controlando la situación y por lo tanto no se ha preocupado tanto, sabían que era ambicioso, pero sabían que no era estúpido y que no me quería matar. Así que trabajé duramente para desarrollar las habilidades para tener éxito.
|
|
|