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Will Cross cruza la Antártida, mientras se enfrenta a su diabetes

Claro está que para cualquiera de nosotros la aventura en el Polo Sur de Will Cross sería una locura o una horrible pesadilla.

Dentro de la campaña la “Ultima carrera por la cura de la diabetes patrocinada por NovoNordisk, Cross junto con su compañero Jerry Petersen de 36 años de edad atravesaron a pie algo más de 700 millas muchas de ellas en cuestas o incluso en ascensión durante 62 largos días en la parte de nuestro planeta que es considerada la más inhóspita, la aventura formaba parte de una campaña para obtener fondos para la Juvenile Diabetes Research Foundation UK y también se trataba de un proyecto investigador para conocer el efecto de las condiciones climatológicas extremas sobre el organismo de una persona con diabetes.

El polo sur se asienta sobre una capa de 9000 pies 43,56 c0s de hielo. No existen animales o personas humanas que habiten permanentemente allí. El sol nunca se poner durante el verano y nunca sale durante el invierno. Durante la noche polar que dura desde mediados de febrero hasta finales de octubre ni los aviones pueden aterrizar en esta parte del planeta.

Menos son las personas que han logrado cruzar a pie el Polo Sur que las que han salido de la tierra en viajes espaciales.

Cross que tiene diabetes tipo 1 desde que tenía 9 años de edad, se convirtió de esta manera en la primera persona con diabetes en lograr esta hazaña.

Locura quizás? Probablemente

Para Cross de 35 años de edad un hombre de Pittsburg, Pensylvania, el viaje a través de la Antártica conllevaba evidentes riesgos. Además conllevaba un duro periodo de entrenamiento, un planificación perfecta de todas las posibles necesidades durante la travesía.

“La gente pensaba que estaba muy loco para intentar realizar una travesía como aquella nos dice ahora que se encuentra tranquilamente sentado en su casa de Pittsburg con su mujer y sus cuatro hijos. Si probablemente estaba un poco loco" piensa ahora.

Cuando Cross y Petersen que no tiene diabetes comenzaron la travesía este tenía ya alguna experiencia como la travesía al Polo Norte (2001) y la ascensión al Matterhorn (1998), sin embargo para Cross se trataba de prepararse para una durísimas condiciones

Durante la travesía de la Antártida los días comenzaban muy temprano para así lograr caminar las 13 millas 1,47 Km. calculadas arrastrando por la nieve un trineo con más de 70 Kg. de peso con viento helado en un ambiente gélido con temperaturas continuamente por debajo de 0 grados, así que se levantaban a las 6.30 de la mañana.

El desayuno era una comida muy importante y tenía que ser muy energética. Cross incluso añadía mantequilla a su café para aprovechar algunas calorías extras.

Para evitar las hipoglucemias mientras estaba afuera en el hielo, continuamente tomaba cosas como nueces, miel, galletas y montones de chocolate.

Cross y Petersen caminaban en periodos de hora y media con un descanso de 10 minutos durante el cual comían todo lo que podían

A las 7 de la tarde paraban y armaban su tienda de campaña y su campamento, después comían una cena muy copiosa, y llamaban incluso por sus teléfonos móviles a sus familias así como a las agencias de noticias que estaban cubriendo periodísticamente esta hazaña.

Uno de los mayores retos era lograr la recuperación nos manifestó Cross: Nuestros organismos no se recuperan tan fácilmente. Cuando estas ahí afuera caminado 10 horas diarias durante 2 meses consecutivos, eso es difícil de lograr cuando se tiene diabetes.

Manejar las subidas y bajadas de mi diabetes durante la travesía fue también especialmente duros sobretodo por la condiciones climáticas extremas; precisamente por las temperaturas bajo cero, Cross podía realizar autocontrol sanguíneo solamente cuando estaba dentro de su saco de dormir a su vez metido en una tienda de campaña sueca a prueba de bombas. Normalmente me despertaba con una glucemia entre 100 y 150 pero antes de abandonar la tienda para la caminata, yo intentaba estar entre 220-280 porque sabía que tenía que aguantar todo el día. Asimismo la insulina solamente la podía poner 2 veces al día mientras estaba en el “refugio” de mi saco de dormir.

El día más frió de nuestra travesía la temperatura descendió hasta –52 grados centígrados. Cross dice que el tenía siempre una cosa muy clara en su cabeza , tenías que ir al baño muy deprisa, y ahora admite que algunos días durante al travesía se preguntaba que había ido a hacer allí, en aquel lugar tan inhóspito una persona como él.

Todas estas cosas forman parte del proceso de ajuste y planeamiento mental, así cuando tienes un día de estos, solamente te concentras en como llevarlo adelante, es como el hecho de tener diabetes, no tiene sentido quejarse, simplemente la tienes, te quejes o no, estará ahí así que lo mejor es prepararse para llevarlo lo mejor posible y tratar de evitar sus complicaciones.

Normalmente Cross emplea sus paseo como oportunidades para la meditación y el Polo Sur le brindaba la oportunidad de hacerlo en un ambiente muy distinto donde podía más fácilmente dejar volar su imaginación

“Allí no hay contaminación, el cielo es de un azul increíble, hay una halo que rodea el sol producido por el reflejo sobre el hielo y hay cientos de formas extrañas en la nieve, es una belleza muy delicada.“

Durante las ultimas dos semanas de la travesía, Cross and Petersen fueron acompañados por otras dos personas, Michael de 60 años y padre de Cross y el investigador Dr Bret Goodpaster.

El único problema médico que tuvimos durante la travesía fue el congelamiento de los dedos de las manos de Michael Cross, quizás favorecido por su neuropatía, pero por fortuna se ha recuperado completamente.

Cross por el momento no tiene planes para volver al Polo Sur, pero está muy contento y satisfecho que hizo dicho viaje y también un poco sorprendido de haberlo logrado.

Después de todo cuando lo pienso me sigo asustando de lo que hice, y creo que otra gratificación por el viaje es que ha servido para la investigación además de poder ser inspirador para otras personas con diabetes.

Cross mira hacia el futuro y prepara otras aventuras. Es muy parecido a tener diabetes, es muy duro tener diabetes, tienes continuamente que planificar, preparar el plan y finalmente ejecutarlo para cumplirlo porque si no lo haces entonces tendrás que pagar las consecuencias. Por otro lado la diabetes me anima a vencer al reloj y deseo ver que esos viajes se realizan.
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