|
|
|
Viviendo, creciendo y aprendiendo a vivir con diabetes
|
Carta de un padre de un niño con Diabetes a otro padre:
Para: Ray Allen
Boston Celtics
226 Causeway St |
Querido Señor Allen,
Aparentemente, Usted y yo no tenemos nada en común. Usted es un rico, famoso jugador de baloncesto que puede tener la mejor mesa en cualquier restaurante en Boston. Yo sólo soy un escritor de los suburbios que ha tenido que esperar cola para entrar en Bertucci’s, lo cual no es agradable.
Pero en la actualidad tenemos mucho en común. Su hijo de 17 meses de edad, Walker, ha sido diagnosticado con diabetes tipo I, requiriendo insulina cada día para vivir. Mi hijo, Garrett, fue diagnosticado a la edad de 3 años. El tiene siete años ahora, y durante la temporada final se puso su camiseta favorita de los Boston Celtics, la número 20, tan a menudo que los números casi están borrándose.
Nunca es un buen momento descubrir que su niño tiene diabetes, pero puedo imaginar sus circunstancias, la mañana del campeonato de la NBA, debió ser aun mas difícil. Quizás su actuación no fue tan brillante como siempre, pero espero que su actuación en los juegos 5 y 6 reciba la aclamación merecida en la historia deportiva de Boston.
Walker forma parte ahora de una tendencia nacional alarmante. Se consideraba extraño que un niño de su edad desarrollara diabetes. Ahora no es así. El gobierno no da seguimiento formal a estos números pero cualquier pediatra endocrinólogo en Estados Unidos puede confirmar el incremento considerable de niños diabéticos, particularmente de la edad de 3 años y más jóvenes. Nadie sabe porqué.
No pretendo saber todo de la diabetes, porque como usted descubrirá pronto, se aprende algo nuevo todo los días. Pero puedo ofrecerle algunos consejos.
Como usted sabrá ahora, el desafío esencial de este enfermedad es tratar de mantener la glicemia lo más cercano posible a los parámetros normales balanceando la dieta, la insulina y el ejercicio. El que Walker sea tan joven presenta algunos desafíos especiales. El no puede expresar claramente sus necesidades. Su consumo de alimentos puede cambiar dramáticamente de día en día. Su cuerpo en desarrollo requerirá recalibrado continuo de la insulina. Algunos días podrá parecerle a usted, que él nunca estará bajo control.
Es suficiente para poner a cualquiera loco, así que mi consejo es: Nunca caer en pánico, ni enfadarse o darse por vencido. El problema no es su hijo. El problema es la diabetes, y deben hacerse ajustes.
El hecho es, que Walker es en realidad un afortunado, al menos comparado con otros tantos niños con su condición. Usted tiene los mejores recursos que el dinero puede proveer para darle un cuidado de calidad, los mejores doctores, los aditamentos médicos y la educación, y Boston tiene la dicha de tener uno de los mejores hospitales para niños diabéticos del mundo.
Walker también ha sido diagnosticado en un momento de imprecedentes adelantos tecnológicos y farmacéuticos, incluyendo mejores insulinas, aditamentos para suministrarla, glucómetros y monitores de glucosa continuos, además tenemos un mejor conocimiento del aspecto molecular de la enfermedad. El futuro para un mejor cuidado es brillante.
Pena que este pequeño de 17 meses de edad tenga que recibir inyecciones diarias y pinchazos en sus dedos y que nunca sabrá como fue su vida antes de la diabetes. Pero usted se sorprenderá. Los niños se ajustan más fácilmente que los adultos diabéticos, aunque por lo general la diabetes de los adultos, tipo II, no requiere de inyecciones. Claro que estos niños se frustran pero son resistentes, tienen un gran espíritu y son muy valientes.
Es importante que estos niños no se sientan marginados o solos. Los grupos de niños diabéticos son beneficiosos, y permiten conocer otros niños diabéticos de la comunidad. Walker debe jugar con ellos o con otros. El puede incluso jugar con Garret, tenemos un aro. Cuando Walker sea mayor puede ir a un campamento para niños diabéticos y tener la experiencia de nuevos amigos. Dígale a Walker que él no está solo, pero él no lo creerá hasta que no lo vea.
Pronto su hijo alcanzara sus propios sueños, y usted los suyos. En algún punto usted puede decirle a Walker que personas con diabetes han escalado el Monte Everest, ganado medallas de oro olímpicas y peleado en guerras. Hasta han jugado en la NBA. Su hijo hará lo que él quiera hacer, y si es igual que su padre lo hará bien. El juego sólo ha comenzado, y la pelota está en sus manos.
James S. Hirsch |
|
|
Traducción: Dra. Ana Elías González |
|
|