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Asegúrese de que todos sus medicamentos estén adecuadamente etiquetadas con el nombre que aparece en el pasaje de avión.
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Llegue al aeropuerto con el tiempo suficiente para facturar su equipaje y embarcar en el avión. Tenga en cuenta que le pararán, revisarán su equipaje y posiblemente le harán preguntas acerca de las provisiones diabéticas que lleve encima. Ya que el estrés le puede afectar la glucemia, conviene disponer del tiempo adecuado para poder circular tranquilamente por todos los puntos de seguridad que le correspondan.
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Asegúrese de que tenga una receta de su médico para justificar todas las materiales necesarios que para controlar su diabetes lleva en su equipaje. Reiteramos que conviene asegurarse de que el nombre de la receta corresponda con el nombre impreso en sus pasajes de avión.
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Se aplican las mismas precauciones para cualquier dispositivo de seguimiento continuo de glucosa que pueda llevar encima. Ya que estos dispositivos son relativamente nuevos, puede que el personal de seguridad aérea desconozca de ellos. Para evitar problemas o malos entendidos, traiga las recetas correspondientes.
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Asegúrese de que todas las jeringuillas y ampollas de insulina estén en su embalaje original y acompañadas de una receta. Para aquellos que utilizan una bomba de insulina, asegúrense de llevar también insulina y jeringuillas o bolígrafos inyectores por si acaso.
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No se preocupe si no se puede refrigerar la insulina durante el vuelo, ya que se aguanta a temperatura ambiente hasta varias semanas.
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Esté informado de lo que se permite y lo que no se permite según las directrices de la Administración de Seguridad en el Transporte. Se permiten: medicamentos con receta que lleven el nombre que aparece en el pasaje del pasajero; hasta 8 oz. (236 ml) de líquido (insulina) o un gel para el tratamiento de hipoglucemia; y hasta 4 onzas (118 ml) de medicamentos líquidos sin receta.
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Si necesita viajar con provisiones de gestión de diabetes que superan las cantidades que se permiten en el equipaje de mano, asegúrese de empaquetarlas en el equipaje facturado. Ya que el equipaje se puede exponer a temperaturas frías, aísle con esmero toda ampolla de insulina. Como recomendación general es mejor que toda la insulina la lleve consigo en el equipaje de mano. Al llegar, revise la insulina para detectar su cristalización o turbidez. Si sospecha que la insulina pueda estar en mala condición, deseche la ampolla sin usarla.
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Hay muchas personas con diabetes que llevan encima un zumo en tetrabric para tratar algún eventual episodio de hipoglucemia. Para viajar, sustituya el zumo por con un gel comercializado especialmente para el tratamiento de episodios de hipoglucemia o pastillas de glucosa tipo Glucosport.
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Si viaja con un kit de Glucagón, asegúrese de que le acompañe la correspondiente receta y que el nombre que aparece en dicha receta corresponda con el del pasaje.
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Si surgiera alguna problema referente a su provisiones diabéticas en los puntos de chequeo de seguridad, haga un esfuerzo de mantener la calma. En caso de que se subiera el tono de dicho discusión, pida hablar con el Supervisor de Seguridad de Transporte.
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Avisar al revisor de seguridad que no se puede quitar la bomba de insulina, ya que está conectada a un catéter subcutáneo.
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Tanto las bombas de insulina como las provisiones para el tratamiento de la diabetes tienen que acompañarse con la insulina, debidamente etiquetada de tal forma que el medicamento quede bien identificado.
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Si necesita cerrar su equipaje con cerrojo, recomendamos que utilice uno de los modelos de candado aprobados por Seguridad de Transporte Aéreo, que permitirá que los revisores inspeccionen su equipaje sin dañar ni el cerrojo ni las maletas. Dichos cerrojos llevan una grafía especial oficialmente reconocida por el personal de seguridad.
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