La preocupación por la seguridad del paciente es un motivo de preocupación en todo el mundo. Aunque la seguridad física del paciente no es la razón de mis reflexiones.
Me estoy refiriendo a el grado de “seguridad psicológica” que los pacientes sienten cuando están con nosotros. Es infrecuente la oportunidad de hablar de nuestra experiencia sin sentir la necesidad de encuadrar nuestra narrativa para evitar un desacuerdo. La autocensura es algo natural para nosotros y es diferente según a la audiencia a la que nos estamos dirigiendo.
Tienes algún amigo íntimo con el que puedas ser totalmente sincero? Alguien con quien puedas relajarte y bajar la guardia tranquilamente ¿Tales amigos son raros y tenemos que cuidarlos como un tesoro cuando existen. Nuestros pacientes necesitan esos tesoros mucho mas que la mayoría de nosotros por que la diabetes conlleva tantas obligaciones y tantas renuncias que prácticamente casi todos los aspectos de su vida pueden ser observados y juzgados por los demás.
Si el paciente se siente ”completamente seguro” esto permitiría que nuestros pacientes hablasen de su experiencia tranquila y sinceramente pues no sienten la necesidad de conseguir nuestra aprobación o de evitar nuestro desaprobación. Es un diálogo en el que no existe posibilidades de que salgan a relucir cosas que debería o que no se deberían. Lo que es realmente valioso sobre la sensación de completa seguridad que sienten nuestros pacientes con nosotros, no es por lo que aprendemos sobre ellos, sino por lo que ellos “aprenden de si mismos” al darles la oportunidad de airear su propia experiencia de una manera libre sin autocensura. Estas oportunidades son infrecuentes pero cuando suceden, entonces suelen llevar a importantes descubrimientos personales.
Resulta muy fácil de que nos pensemos que estamos ofreciéndoles una buena “seguridad psicológica” cuando en realidad no es cierto. ¿Tenemos que preguntarnos a nosotros mismos según estamos escuchando a nuestros pacientes si muchas veces no acabamos creyéndonos que sabemos lo que deberían o no deberían hacer? ¿tratamos a veces de entrar en la conversación sin que hayamos sido preguntados?
Después de todo puede que nos digamos a nosotros mismos “Estoy haciéndolo por él”. Cuando escuchamos a los pacientes sentimos compasión, respeto y aceptación o muchas otras veces intentamos dar la impresión de ser compasivos, respetuosos y que les aceptamos cuando en realidad estamos molestos, en desacuerdo y los tenemos enjuiciados.
¿Creemos que podemos engañar a nuestros pacientes sobre como y que sentimos, cuando estamos con ellos?. La mayoría de las veces la respuesta es NO. Los seres humanos están equipados con un sistema muy sofisticado, complejo, inconsciente “sistema de detección de sentimientos ”o SDS, de los verdaderos sentimientos e intenciones de las otras personas. Durante cientos de miles de años la supervivencia humana dependía de nuestra capacidad para averiguar lo que realmente sienten las otras personas. Cuando hoy en día hacemos esas presunciones solemos decir “ tuve un presentimiento” o “tuve una corazonada” o “algo no me encajaba”. En todas estas situaciones se puso en funcionamiento nuestro SDS, pero nosotros no nos damos cuenta de las percepciones que provocan esas reacciones en nosotros, son reacciones tales como nuestro lenguaje corporal, el tono de voz, la expresión facial o sobretodo el movimiento de los ojos. Nuestros pacientes también equipados con la misma habilidad.
Nuestro crecimiento tanto personal como profesional se acrecienta cuando somos honestos con nosotros mismos. Cuando hablamos con nuestros pacientes, tenemos que preguntarnos a nosotros mismos: ¿De quién son las necesidades que intento descubrir) No será aunque sea muy sutilmente estoy intentado hacer que vea las cosas “a mi manera”? ¿Estoy de verdad respetando el derecho de tomar decisiones del paciente aunque sea en cosas que yo estoy en completo desacuerdo?
Nuestro trabajo consiste en crear un tipo de relación con nuestros pacientes en la cual nuestros pacientes se sientan completamente seguros, en otras palabras tenemos la necesidad de aprender como saber quererles. |
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