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El globo ocular contiene en su interior una sustancia de consistencia gelatinosa, denominada vítreo. Cuando éste se ha opacificado de forma irreversible o está ejerciendo algún tipo de tracción o efecto negativo sobre la retina, produciendo lesiones graves, es recomendable su extracción, sustituyéndolo por líquidos, gases u otros materiales sintéticos. A este procedimiento quirúrgico se le llama vitrectomía.
Las indicaciones de esta operación son diversas: desprendimiento de retina, hemorragia vítrea, retinopatía diabética avanzada, cuerpos extraños intraoculares derivados de accidentes o de cirugía previa, enfermedades de la retina (membranas maculares), infecciones intraoculares, etc.
Con frecuencia se asocia a otras técnicas, como es la introducción de gas intraocular o de otras sustancias, aplicación de frío, colocación de implantes o cerclajes, extracción de muestras del interior del ojo, intervención de cataratas.
Durante la cirugía se introducen instrumentos dentro del ojo con el fin de manipular las diferentes estructuras oculares, pudiendo añadirse, como se ha dicho, la inyección de sustancias. |
Objetivo de la vitrectomía y beneficios que se esperan alcanzar
Recuperar en unos casos la visión del ojo afectado, mantener o impedir la progresión de la pérdida visual en otros tratando de lograr la mejor reconstrucción estructural posible del interior del globo ocular.
En caso de infecciones, impide que estas acaben con la integridad del ojo y la visión del paciente. Si es por cuerpos extraños, la extracción de los mismos.
No existen alternativas razonables al procedimiento.
Consecuencias previsibles de la realización de una vitrectomía
La manipulación de instrumentos, al igual que la introducción de sustancias dentro del ojo ocasiona cambios importantes de la anatomía del ojo. Se pueden producir lesiones en las estructuras internas oculares.
El paciente necesitará revisiones después de la cirugía durante un tiempo variable (incluso meses).
Suele ser necesario ingreso hospitalario los primeros días, añadiéndose con frecuencia un tratamiento postural postoperatorio
Es necesario realizar tratamientos locales con colirios y/o pomadas y con frecuencia generales.
Suele hacerse con anestesia general, aunque puede hacerse con anestesia local potenciada con sedación.
No debe olvidarse que la presencia de alteraciones en la retina puede limitar la recuperación visual puede ser necesario volver a operar para conseguir resultados satisfactorios o en caso de aparecer nuevas hemorraqias nuevos desprendimientos, etc.
Si no se realiza la vitrectomía, la enfermedad puede progresar, con deterioro de la estructura anatómica del ojo llegando incluso a producirse la atrofia ocular y consecuentemente la ceguera, a veces acompañada de dolor. En otros casos el obstáculo que impide la visión permanece en el ojo, no pudiendo producirse recuperación funcional alguna. |
Toda intervención quirúrgica comporta algún tipo de riesgo
En este caso hay que tener presente:
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Durante la intervención pueden aparecer hemorragias y lesiones de estructuras intraoculares como retina y cristalino.
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Después de la operación, en el postoperatorio, hay dolor desde leve a moderado o intenso que puede durar incluso varios meses, aumento de la tensión intraocular, formación de cataratas y desprendimiento de retina. |
Otros riesgos relativamente poco frecuentes son los inherentes a la técnica anestésica empleada. La anestesia tanto local como general puede producir complicaciones tales como perforación ocular, hematoma retrobulbar, reacciones alérgicas graves y otras alteraciones generales (crisis vagales con mareos, hipotensión, taquicardia). En estos casos la intervención debe suspenderse, para reintentarse semanas después con el mismo método o bien realizarse posteriormente con mayor profundización. Derivadas de la anestesia general: shock anafiláctico, hipotensión, parada cardiorrespiratoria.
Existen otras complicaciones poco frecuentes como hemorragia intraocular graves que dependiendo de su cuantía, pueden empeorar el pronóstico visual del paciente. Puede producirse el desprendimiento de una o varias capas de las que se compone el ojo (retina, coroides). En algunos casos también se puede producir una infección grave.
Las patologías sistémicas asociadas como diabetes, hipertensión, cardiopatías, inmunodepresión y otras, aumentan el riesgo quirúrgico y la posibilidad de complicaciones intra y postoperatorias.
Existen descritas otras complicaciones infrecuentes no incluidas en este texto dada su extensión, que podrán ser comentadas por su oftalmólogo si usted lo desea.
Se harán todas las pruebas y tratamientos necesarios para que los riesgos de la intervención se reduzcan al mínimo. |
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